HISTORIAS MÍNIMAS
"Historias Mínimas", de Carlos Sorín (que no es el papá de Juan Pablo), Argentina
Esta es fácil, para ver en familia lavando los platos del domingo al mediodía. Cuenta la historia de un viejito que quiere recuperar a su perro que se llama Malacara (sí, chistoso, que buen nombre). Y se va a San Julián. Después una mina del pueblito ese de la Patagonia tiene que ir a buscar un premio, a San Julián. Por último, un tipo tiene que llevar una torta que era de pelota de fútbol pero que termina siendo una tortuga, adivinen a donde...sí, a San Julián.
La cosa es que el viejito se trae el perro, que no era el Malacara pero era parecido pero el viejo cree que era Malacara; la mina se gana un set de maquillaje en forma de tortuguita que lo cambió por 30 pesos y la multiprocesadora que se había ganado en el programa de TV y el pelado chamuyero rompe la torta antes de entregársela al pibe de la mina que se quería levantar porque vio que la susodicha entraba a la casa con un tipo, que al final era el hermano. Todos felices, todos contentos.
Es una película minimalista sin tomarse las pastillas de chiquitolina del Chapulín Colorado y sin contar con la astucia del Roberto Gómez Bolaños. Puede parecer linda o pedorra, según el gusto de quien la vea.
Comentario final: No hay actores famosos ni nadie conocido, pero no es fea. Le pongo 5 Pastelis y medio.
Esta es fácil, para ver en familia lavando los platos del domingo al mediodía. Cuenta la historia de un viejito que quiere recuperar a su perro que se llama Malacara (sí, chistoso, que buen nombre). Y se va a San Julián. Después una mina del pueblito ese de la Patagonia tiene que ir a buscar un premio, a San Julián. Por último, un tipo tiene que llevar una torta que era de pelota de fútbol pero que termina siendo una tortuga, adivinen a donde...sí, a San Julián.
La cosa es que el viejito se trae el perro, que no era el Malacara pero era parecido pero el viejo cree que era Malacara; la mina se gana un set de maquillaje en forma de tortuguita que lo cambió por 30 pesos y la multiprocesadora que se había ganado en el programa de TV y el pelado chamuyero rompe la torta antes de entregársela al pibe de la mina que se quería levantar porque vio que la susodicha entraba a la casa con un tipo, que al final era el hermano. Todos felices, todos contentos.
Es una película minimalista sin tomarse las pastillas de chiquitolina del Chapulín Colorado y sin contar con la astucia del Roberto Gómez Bolaños. Puede parecer linda o pedorra, según el gusto de quien la vea.
Comentario final: No hay actores famosos ni nadie conocido, pero no es fea. Le pongo 5 Pastelis y medio.
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